Hasta este próximo lunes 16 de septiembre, la paletilla Ibéricos Frexnense está en oferta: 10% de descuento.
Una paleta ibérica de bellota con un mínimo de 18 meses de curación.
¡Aprovecha esta oferta en ibergour.com!
Jamón Pata Negra: información, curiosidades, opiniones, eventos…
Hasta este próximo lunes 16 de septiembre, la paletilla Ibéricos Frexnense está en oferta: 10% de descuento.
Una paleta ibérica de bellota con un mínimo de 18 meses de curación.
¡Aprovecha esta oferta en ibergour.com!
En un momento en que la exportación es lo único que nos salvará de la crisis por la caída brutal del consumo interno, en pleno siglo XXI nos vimos haciendo cola en un estanco para comprar sellos para un documento oficial, compulsando las escrituras de nuestra empresa en el notario y mandando mensajeros arriba y abajo. Todo para poder enviar un jamón a Hong Kong; «Marca España» a cascoporro.
La odisea ha sido total: formularios que no funcionaban, documentos oficiales indicando como obligatorios trámites que al final no lo eran, gestiones que en unos casos sólo se podían hacer por correo convencional y en otros casos en persona, y hasta un bloqueo por parte de la empresa de transporte.
En este artículo explicaremos, con un poco de humor para hacerlo más llevadero, cómo hemos conseguido enviar un jamón a Hong Kong de una forma completamente legal. Sinceramente, pensábamos que sería mucho más fácil, siendo España el primer productor mundial de jamón curado. Pero muy pronto nos encontramos un obstáculo insalvable y todo apuntaba a que no lo conseguiríamos. Ningún organismo público de apoyo a la exportación nos pudo ayudar y al final la solución vino de la mano de un programa de Google de ayuda a la exportación. ¡Flipante!
En enero de 2013 decidimos probar a vender jamón por Internet en Hong Kong y enviarlo directamente desde España, sin tener que pasar por importadores o distribuidores locales ni ningún tipo de intermediario.
Básicamente, la pregunta del millón que necesitábamos resolver era:
¿Se puede mandar un jamón a Hong Kong? Si es que sí, ¿qué documentación debemos adjuntar en el paquete, dónde podemos conseguir cada documento requerido, y cómo debemos empaquetarlo?
Investigamos un poco y en la web del ICEX encontramos un informe gratuito sobre el mercado del jamón en Hong Kong que indicaba que en efecto se puede exportar jamón español a Hong Kong (de hecho, marcas como Cinco Jotas y Joselito ya están en varias tiendas) y también los requisitos legales y sanitarios necesarios para su importación.
En concreto, se indica que se necesita un certificado sanitario conocido como «Sábana» que debe solicitarse al CEXGAN del Ministerio de Agricultura. Un veterinario amigo nuestro nos explicó que este certificado cuesta unos 40 € por envío (ya sea de 1 o 200 jamones) e incluye una inspección del veterinario. Este certificado, pensado para mayoristas, hace inviable la venta al por menor de IberGour. Decidimos preguntar directamente a los organismos oficiales si había alternativas y aquí empezó la odisea.
Primero probamos con el ICEX. La primera en la frente: para poder acceder al formulario de contacto de la web del ICEX, antes hay que registrarse. Una vez registrados, resultó que el formulario de contacto no funcionaba («Ha ocurrido un error en el envío de su consulta, por favor inténtelo de nuevo más tarde»). Tendrían que haber dicho «inténtelo de nuevo mucho más tarde», porque al cabo de unas horas seguía igual.
Por teléfono no nos dijeron nada que no supiéramos ya y nos insistieron en la necesidad de obtener el certificado sanitario. Bueno, sí, también nos dijeron que lleváramos cuidado con la lluvia tropical de Hong Kong, pero como nuestros jamones son de cerdo, no de gremlin, y van bien empaquetados y protegidos, no nos preocupó.
Después probamos con ACCIÓ, dependiente de la Generalitat de Catalunya. El formulario de contacto de ACCIÓ sí funcionó (o eso pensábamos, porque incluso nos devolvió un nº de referencia). Al cabo de varios días sin respuesta llamamos por teléfono y nos dijeron que no les constaba la consulta. Sin embargo nos indicaron que los temas técnicos referentes a exportación los llevaba el ICEX, y que ellos daban un soporte de tipo comercial (análisis de mercados, búsqueda de importadores, etc.). Nos alegramos de que no existieran duplicidades entre las administraciones, aunque hubiera estado bien indicarlo claramente en su página web para no hacernos perder el tiempo.
Conclusión: todo apuntaba a que no venderíamos jamón en Hong Kong, ya que hacerlo pasaba por tramitar para cada envío un certificado sanitario cuyos coste y forma de obtenerlo era inviables.
Por aquellas casualidades de la vida, a finales de enero Google nos había invitado a participar en un programa piloto de ayuda a la exportación para PyMEs que organizaban con la colaboración de Esade, DHL, el ICEX y otros organismos y empresas, donde dispondríamos de asesoramiento experto gratuito en varias áreas: logística, trámites aduaneros, fiscalidad, etc. Decidimos hacer un último intento y nos apuntamos.
Le explicamos toda la historia al responsable de DHL (empresa de transporte) y éste se informó con dos expertos en aduanas de su compañía, uno de Barcelona y otro de Hong Kong. Nos dijeron que el jamón debería ir envasado al vacío por exigencias internas de DHL y porque de lo contrario las autoridades hongkonesas nos exigirían tener una licencia de importación para dejar entrar el jamón.
Respecto al dichoso certificado sanitario nos dijeron que creían que no sería necesario si todo iba bien etiquetado y la información sobre el producto estaba bien detallada. Para asegurarnos, nos recomendaron que contactásemos con el Servicio de Inspección de Sanidad Animal de Barcelona, que es donde trabajan los veterinarios del Ministerio de Agricultura que gestionan los certificados sanitarios de todas las exportaciones e importaciones que pasan por la aduana, para que nos dijeran si era o no necesario.
La respuesta fue que para importar jamón en Hong Kong ellos sólo emitían un documento llamado Solicitud de No Intervención, que es una especie de salvoconducto para sacar el producto de España y por el que no te cobran nada. Nos comentaron también que lo normal era que las autoridades del país de destino no exigieran certificación alguna. No nos lo podían asegurar porque para el jamón curado no hay ningún acuerdo oficial entre los dos países.
Así pues, tanto DHL como los veterinarios de la aduana española nos abrieron una puerta a la esperanza: si al final sólo necesitábamos esta Solicitud de No Intervención en lugar del Certificado de Sanidad se nos simplificarían mucho las cosas.
Para terminar de animarnos, encontramos un enlace a un documento (NotainformativaHongKong.pdf, ya no disponible online) en la web del Ministerio de Agricultura cuyo título hacía referencia a la exportación de carne congelada a Hong Kong, pero que en su última página hablaba del jamón curado (vaya un crack el que pone los nombres). Decía que Hong Kong recomendaba que la autoridad competente del país de origen certificase la aptitud para el consumo. Es decir: el certificado sanitario no era algo OBLIGATORIO tal y como indicaba el informe del ICEX, sino que era sólo una RECOMENDACIÓN.
¡EUREKA!
Llegados a este punto, decidimos liarnos la manta a la cabeza y hacer la prueba. Intentaríamos conseguir la esperanzadora «solicitud de no intervención» y veríamos si las autoridades hongkonesas se daban por satisfechas.
El tema de cómo conseguimos envasar un jamón entero al vacío (que parece obvio pero no lo es) lo dejamos para los realmente curiosos, en el anexo.
El Documento de No Intervención lo emite el Servicio de Inspección de Sanidad Animal. Tienen sólo dos horas al día de atención al usuario por teléfono: una a primera hora de la mañana y otra a mediodía. Como nos pongamos unas cuantas PyMEs a hacer feliz al Gobierno multiplicando nuestras exportaciones les tumbamos en dos días.
Preguntamos en este organismo cómo conseguir este documento y nos dijeron que debía hacerse a través de una aplicación. Ya nos veíamos teniendo que instalar un software para Windows en la única máquina de IberGour que no corre con Linux, la que tenemos en un rincón, con el software de contabilidad y alguna cosa más de cuyo nombre no quiero acordarme, y que también usamos para hacer algunos trámites legales que sólo funcionan con Internet Explorer, a pesar de que se estima que sólo un tercio de los usuarios usa IE. Por suerte, la aplicación resultó ser una web que funcionaba bien con Firefox y Chrome.
Nos pasaron el enlace a la aplicación y vimos que para poder acceder a ella necesitábamos unas «claves de acceso» (o sea: usuario y contraseña). Para obtenerlas te piden el oro y el moro, y además hay que mandarlo todo POR CORREO CONVENCIONAL a la Subdirección General de Acuerdos Sanitarios y Control de Frontera, en Madrid:
Es en estos momentos, cuando a media mañana te encuentras en un estanco haciendo cola para comprar un sello, que te preguntas para qué creerán que sirven los Certificados Digitales. Sin contar el tiempo perdido en llamadas y rellenando formularios, te sale el registro por 30 €:
En fin, siempre podremos ganar competitividad bajando salarios…
Pasó una semana hasta que nos llegaron las claves por email. Nos pusimos a rellenar la Solicitud de no Intervención con mucho cuidado, leyéndonos toda la información varias veces (tiene tela la aplicación, como explicamos en el anexo). Le dimos al botón y nos apareció una página de confirmación con un número de solicitud. También nos llegó un mail de confirmación. Todo tenía una pinta estupenda.
Lo más alucinante es que una vez hecho el trámite online tienes que ir EN PERSONA, primero a entregar los documentos originales y después a recoger el documento que necesitas adjuntar para la aduana, y en caso de que haya algún problema no te avisan ni por teléfono ni por email. En total pierdes 2 días y te gastas 15 € en mensajeros (a no ser que te guste ir de paseo al Puerto de Barcelona).
Como pasaron algunos días sin obtener respuesta, llamamos al Servicio de Inspección de Sanidad Animal. Nos dijeron que había una incidencia y no se iba a emitir el documento hasta que se subsanara. De esto no te avisan directamente, sino que se publica en una página de acceso público de la web del Puerto de Barcelona, donde puedes ver las incidencias de otros exportadores: que si fulanito, que manda alfalfa a Qatar, no ha aportado una muestra, que si menganito se ha olvidado unos precintos en las pancetas que van a Japón… Total, que si te pasas del plazo que te dan para corregir el problema tienes que hacer una nueva solicitud (cosa que nos pasó a nosotros, como era de esperar).
A la segunda fue la vencida y conseguimos el documento.
Cogimos una caja de cartón y metimos lo siguiente (en el anexo se detalla qué es cada cosa):
El chófer se llevó el paquete un día de julio por la tarde. La suerte estaba echada.
Cuando al día siguiente, a eso de las 8 de la mañana, accedimos a la página de seguimiento de paquetes de DHL y vimos que el paquete nos iba a ser devuelto sin ni tan siquiera salir de España, nos quedamos de pasta de boniato.
El mensaje decía «Devuelto al Remitente/Origen». Por lo visto, y a pesar de que varios responsables comerciales de DHL estaban al tanto de la novedosa operación, el administrativo que gestionó nuestro paquete estaba convencido de que faltaba un documento y decidió, sin avisar a nadie, retornarnos el paquete. A esto se le llama tener iniciativa.
Conseguimos pararlo a tiempo y, aunque con un día de retraso, el jamón partió finalmente en avión hacia Hong Kong. En dos días estuvo entregado. Intentamos llorar un poco, porque nos parecía que el momento lo requería, pero no hubo manera. Lo dejamos en unos abrazos.
En resumidas cuentas, de esta experiencia hemos sacado tres cosas en claro:
Caja con el jamón en Hong Kong, con una dedicatoria en chino del agente de aduanas de Hong Kong.
– – – – – – – – – – – – – – –
Han pasado unos añitos y las gestiones se han simplificado un poco. Se ha establecido un protocolo para la exportación de jamones a Hong Kong y, aunque la burocracia no ha desaparecido, se han normalizado este tipo de envíos. Por eso a partir de ahora es posible comprar jamones en ibergour.com para este país asiático.
– – – – – – – – – – – – – – –
Estos son los pasos que hemos seguido:
La factura es uno de los documentos más importantes junto con el DUA. De hecho, el DUA, que es lo que más se miran en la aduana, estará mejor o peor elaborado en función de nuestra factura y de la pericia del administrativo responsable (recordemos que el DUA lo elabora el transportista o la asesoría en comercio exterior).
Nos basamos en un modelo que nos pasó el transportista, ligeramente tuneado tras ver varios ejemplos en internet. A diferencia de una factura normal, esta tiene que ser bilingüe (español – inglés). Es decir, que donde normalmente dices «Nº Factura», ahora tienes que poner «Invoice Number | Nº Factura». Nada complicado si eres de los que tiene que saber inglés para trabajar, no como aquel que decía «It’s very difficult todo esto y se quedaba tan pancho.
Hay que añadir algunos conceptos nuevos como:
Por último, cada producto debe tener especificado su peso, precio, nº de unidades y la partida arancelaria. La partida arancelaria es un código internacional que identifica a un grupo de productos. Por ejemplo, el 021011 son jamones y paletas curados con hueso. Se pueden cosultar en la Base de Datos del TARIC de la Unión Europea, pero recomendamos preguntárselo al propio fabricante porque es algo que seguro que tienen muy por la mano. Este código se usa para que la autoridad local sepa qué aranceles cargar y qué documentación exigir.
Los jamones ibéricos son más alargados que los serranos y pueden llegar a medir más de 1 metro. Así pues, lo habitual es usar envasadoras de grandes dimensiones.
Encontramos dos tipos de envasadoras: las buenas y las de juguete. Las envasadoras buenas rondan los 10.000 € – 12.000 € y parecen un sarcófago. Pones el jamón en su interior y en pocos segundos te lo envasa al vacío. Lástima que para una PyME que está sondeando un nuevo mercado sean un pelín caras. Las puedes financiar con un crédito ICO, pero el precio no cambia y si al final no la necesitas tendrás que malvenderla. Si tu suegra es de las que hace comida para 300, también la podrías aprovechar para hacer paquetitos con sobras y congelarlos. Así, dentro de 50 años, le puedes decir a tu pareja: «¿Qué, nos tomamos una paellita de las de antes?».
Las otras son envasadoras de uso doméstico y hacen el vacío por un lado. Es decir, que metes el jamón en una bolsa especial y luego insertas la parte abierta de la bolsa en la máquina para que le extraiga el aire y la selle. Son más lentas y, según los profesionales consultados, no hacen un vacío tan potente (no quitan tanto aire), pero las encuentras desde 200 € en cualquier parte y servirían para cubrir el expediente.
Una vez te han dado de alta y tienes usuario y contraseña, entras en la aplicación (botón «Acceder»), seleccionas el país (Hong Kong), el tipo de mercancía (Productos de Origen Animal) y el producto (Carne y Productos Cárnicos de Porcino), y le das al botón «Buscar». El primer resultado de la lista es precisamente el «Documento de No Intervención», así que pincharemos en el primer icono que sale a la derecha para cumplimentar la solicitud.
Hay que intentar rellenar todos los campos posibles del formulario. Básicamente piden datos de la persona responsable, de la empresa y de lo que se exporta. Donde dice «Nº de Certificado/ Nº de documento comercial que ampara la exportación» nosotros pusimos el Nº de Factura: FACTURA XXXX (donde XXXX era el número de la factura). Y en el campo «Documentación aportada» hay que escribir «FACTURA XXXX» y debajo «CARTA DE COMPROMISO«.
La Carta de Compromiso es un documento en el que figura el nombre y la firma de la persona responsable de la exportación, que se compromete por escrito a entregar la documentación original adjuntada en la solicitud cuando vaya a recoger el documento definitivo. Sólo hay que adjuntarla la primera vez que se hace una solicitud, así que en las siguientes sólo habrá que escribir «FACTURA XXXX«.
Una vez rellenado el formulario hay que darle al botón «Adjuntar documentación», buscar la carta de compromiso en nuestro ordenador y darle a «Adjuntar». Puede descargarse un modelo de carta desde el formulario mismo, pinchando en el icono «W» que aparece a la derecha del texto «Modelo de Carta de compromiso» (qué intuitivo, ¿verdad?). Luego, en el campo «Otros», pondremos FACTURA XXXX, buscaremos dicha factura en nuestro ordenador y luego pincharemos en «Adjuntar». Todos estos documentos los enviamos en formato PDF.
Finalmente le damos al botón «Enviar» y la aplicación generará un número de solicitud que aparecerá en un comprobante que recomendamos imprimir y guardar como PDF, por si las moscas. Podremos consultar el estado de la solicitud pinchando en el botón «Histórico». Si todo va bien, nos llegará un email confirmando que se ha emitido el documento. En tal caso, hay que ir en persona (o mandar a un mensajero) al PIF (Puesto de Inspección Fronterizo, donde están los veterinarios de Sanidad Animal), con los dos documentos originales adjuntados (factura y carta de compromiso), el comprobante de la solicitud, y con el número de solicitud escrito claramente en el sobre. Allí le darán al mensajero el ansiado documento que deberemos añadir al resto de papeles que acompañarán al jamón.
En caso de incidencia (errores en los documentos, un fichero adjunto que no les ha llegado, etc.), cada PIF tiene su sistema de comunicación. El PIF de Barcelona, por ejemplo, las publicaba en su página web, pero no te avisaban ni por mail ni de ninguna otra forma: se suponía que te ibas mirando periódicamente esa página a ver si tu solicitud tenía algún problema. De esto no te enteras hasta que te pasa una vez y llamas preguntando por el documento. A nosotros nos pasó la primera vez. Por lo visto no adjuntamos correctamente uno de los ficheros, y como no nos enteramos de la incidencia, al cabo de unos días caducó la solicitud. La verdad es que el formulario del CEXGAN no es nada claro. Como de costumbre, está pensado para usuarios que lo utilizan con frecuencia, y nosotros no entendimos cómo se debía adjuntar el dichoso fichero. Así pues, recomendamos estar muy encima durante las horas siguientes a la solicitud y llamar al PIF correspondiente para saber cómo informan de las incidencias.
Cuando un paquete va a salir del espacio europeo de libre circulación, tiene que cruzar la aduana española y la del país de destino. Como cualquier transportista internacional os dirá, en estos casos las autoridades aduaneras exigen el albarán de transporte, la factura (por triplicado) y un documento llamado DUA (Documento Único Administrativo), que por lo general elabora el propio transportista (te cobran entre 20 € y 30 € aprox., dependiendo del transportista). Es un impreso parecido a una factura, en el que constan los productos enviados, las cantidades y los importes, así como los datos del exportador y del destinatario, y que la aduana destino usa para calcular los aranceles que hay que cobrar (impuestos de entrada) y elaborar estadísticas. Todos estos papeles deben ir en un sobre de plástico transparente pegado en el exterior de la caja. El mismo transportista te los puede facilitar (es de lo poco que puedes conseguir gratis).
Con el albarán, la factura y el DUA es suficiente para gran parte de los productos, pero hay excepciones. Para los productos de origen animal, como el jamón, suelen requerirse además certificados sanitarios que garanticen que están en condiciones para su consumo. Se puede consultar al ICEX qué requisitos especiales se necesitan para cada producto.
Tanto el ICEX (Gobierno de España) como ACCIÓ (Generalitat de Catalunya) disponen de programas subvencionados para ayudar a exportar (ICEX Next y Iniciació a l’Exportació respectivamente).
Ofrecen unos servicios similares, así que lo más recomendable en caso de disponer de presupuesto es elegir el que tenga más experiencia en el producto a exportar, el país de destino, o el trámite que más os preocupe. Tampoco está de más consultar precios y servicios de alguna asesoría privada en comercio exterior. Puede que salga más barato y rápido que un programa oficial, a pesar de estar subvencionado.
Nosotros no nos inscribimos en ninguno de ellos, por el alto coste que tiene para la empresa (PyME o micro-PyME) y porque el éxito no está garantizado. Además, como en nuestra vida anterior fuimos consultores, recelamos de términos como «asesoramiento experto» cuando no van acompañados de nombres, apellidos y currículums.
Programa ICEX Next
Programa Iniciació a l’Exportació